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Municipalidad de Parana

Por Guillermo Alfieri*
Crónicas en Claroscuro
 
De homenajes y feriados

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Fecha:14/06/2016 8:25:00 
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En su origen, el almanaque era un regalo de hojas sueltas, que los astrólogos hacían a sus príncipes en el comienzo del Año Nuevo, a menudo con predicciones, anécdotas, poesías y pequeños eventos. En la modernidad, hay una variedad de registros, ampliados con el recurso digital. Los feriados aparecen bien marcados. El calendario argentino debe ser actualizado, con la coloración del 17 de junio, día y mes del deceso de Martín Miguel de Güemes, en 1821. Así lo ordena la ley nacional número 27.258, promulgada con rapidez por el Poder Ejecutivo. El homenaje al prócer salteño no motiva debate. Lo que se discute es la oportunidad de institucionalizar otro cese de actividades, que nos coloca en el podio mundial del ocio colectivo.

Los feriados tienen significación de actos religiosos, y civiles, de la cultura y de la historia. Como el almanaque es un limitado envase de tiempo, fraccionado en meses y jornadas, la selección requiere la labor minuciosa de los que resuelven al respecto. La figura de Güemes se equipara ahora a la de José de San Martín, de quien se conmemora su deceso, ocurrido el 17 de agosto de 1850. De alguna manera, también se iguala con la de Manuel Belgrano, fallecido el 20 de junio de 1820, aunque la fecha se dedica al Día de la Bandera.
La ley 27.258 pondera el valor de la gesta de Güemes en defensa de la libertad e independencia de la Patria. Merecido es el reconocimiento porque Güemes, nacido en Salta el 8 de febrero de 1785, cumplió la misión que le encomendó San Martín: evitar el avance de las tropas coloniales españolas por los caminos del Altiplano, mientras se desarrollaba la campaña que culminó en el Alto Perú, con el previo cruce de los Andes y las victorias en Chile.
Con sus gauchos milicianos, Güemes resguardó la frontera del Noroeste, razón por la cual se atribuye a la tarea ser antecedente de la que realiza la Gendarmería. A propósito cabe la digresión. En Paraná hay dos monumentos al salteño general de carrera. Uno está ubicado en inmediaciones de la bajada que lleva su nombre, en el parque Urquiza. El restante, se alza en plaza Carbó, ubicada frente a la sede de la delegación de Gendarmería, en la esquina de Alameda de la Federación y calle Santa Fe. La referencia, remite al éxito de la protesta vecinal que desató el fallido proyecto de trasladar a otro espacio el busto de Güemes.

De las circunstancias de la muerte de Martín Miguel Juan de Mata Güemes, los archivos comunes coinciden en que fue consecuencia de una herida de bala enemiga. Sin embargo, el historiador Roberto Juárez rescata el episodio en el libro Atentados Políticos en la Argentina, editado por A. Peña Lillo, en 1970. El atentado se enmarca en las trabas que oligarcas porteños y salteños ponían a la acción del Ejército de Observación, comandado por Güemes, según lo dispuesto por San Martín. A falta de la financiación adecuada, el caudillo impuso contribuciones forzosas, que desataron el odio de los pudientes, que lo despojaron del cargo de gobernador, el 24 de mayo de 1821, calificándolo de “monstruo entre los tiranos (…), hombre feroz (…)”. Güemes disolvió la asonada, sin tomar represalias.
Juárez reconstruye la tragedia. Apunta que los complotados facilitaron a los realistas el acceso a la ciudad de Salta. El 7 de junio de 1821 se produjo la emboscada. A las 10 de la noche, Güemes estaba en la casa de su hermana Magdalena, la fiel Macacha, y al escuchar disparos monta a caballo para enfrentar a los insurgentes, que supone internos. La partida española lo ataca, mezclada con ricos hacendados como Luis Archondo. Güemes guía a su escolta hacia campo abierto, pero una proyectil penetra en su columna dorsal y se incrusta cerca del coxis.
Manteniendo la lucidez, perdiendo mucha sangre, llegó a la Cañada de Orqueta. Falleció el 17 de junio de 1821. Antes encomendó a sus efectivos desalojar a los ocupadores de Salta. Güemes tenía 36 años de edad, 19 dedicados al servicio de la libertad y la independencia, desde cuando combatió a los invasores ingleses, en 1806 y 1807. El 19 de julio de 1821, un periódico de Buenos Aires publicó: “Ya tenemos un cacique menos que atormente el país”. En contraste, Juárez tituló a su versión del suceso: “Güemes – Golpe Aristocrático”.

Las vicisitudes de Martín Miguel de Güemes son parte de la historia y no deberían omitirse al momento de concretar el homenaje, aunque perturben a algún apellido vigente en Salta. Por lo demás, lo deseable es que el feriado trascienda el interés del negocio turístico. La ley 27.258 coloca al prócer en el lugar de la evocación nacional y habrá que proceder en consecuencia, para justificar el feriado votado por amplia mayoría de diputados y senadores de todo el país.
Coloreado el 17 de junio, se armó un más que largo fin de semana, que abarcará del viernes al lunes próximos, Día de la Bandera creada por Belgrano. A futuro, habrá que evitar nuevos feriados, teniendo en cuenta que también existen los feriados provinciales y comunales, las vacaciones de invierno, los fenómenos climáticos, las enfermedades que obligan al reposo, los francos especiales y los imprevistos que causan ausencias laborales y estudiantiles. Al fin de cuentas, en el almanaque solo caben 12 meses, 52 semanas y 365 días.

*Periodista - Escritor
Publicado el 14 de junio de 2016
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