Comedores comunitarios redoblan su esfuerzo ante mayores necesidades
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Municipalidad de Parana

Ante el crecimiento de la pobreza
Comedores comunitarios redoblan su esfuerzo ante mayores necesidades
 
Ver imagen Funcionan en distintos barrios, de la mano de ONG o las parroquias, con el esfuerzo de voluntarios y por lo general gracias a la solidaridad de la gente.

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Fecha:19/09/2018 9:33:00 
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uando las necesidades proliferan, a la par suelen multiplicarse las redes de contención social que se tejen gracias al esfuerzo de distintas organizaciones no gubernamentales, y también hay parroquias que toman la posta para brindar un plato de comida a quienes lo precisan.
La labor se basa fundamentalmente en el trabajo voluntario y la solidaridad de la gente, y los menús se elaboran generalmente con donaciones de mercadería que reciben de la comunidad y en algunas ocasiones, las menos, con alguna ayuda del Estado. En determinados lugares cuentan con el espacio suficiente para que los concurrentes se queden a comer y en otros entregan una vianda para que puedan compartir en sus hogares. Pero en todos los casos son de gran ayuda para paliar las urgencias de una realidad social que se recrudece con la crisis, sobre todo cuando el hambre está al acecho.
En la parroquia Cristo Peregrino, situada en Acebal 1157 de Paraná, son unas 120 personas las que a diario se acercan a buscar el "pan de cada día", que la falta de trabajo y la expansión de las carencias les impide adquirir por sus propios medios. No obstante, el padre José Barreto, a cargo del lugar, confió a UNO: "Últimamente se está agregando más gente, porque han cerrado otros comedores".
Iniciaron su labor después de 2001, y a veces deben intensificarla por la demanda que existe. "Siempre ha venido entre 90 y 120 personas. Por lo general en la mayoría de los llamados comedores comunitarios se entregan viandas, porque no todos contamos con espacios para que las personas se queden a comer además eso implica contar con vajilla y es el doble de trabajo, que se realiza con el voluntariado, que no siempre es numeroso", dijo a UNO, y refirió que desde 2017 optaron por servir la comida al mediodía en lugar de hacerlo a la tarde, por una cuestión de seguridad y porque en ese horario hay más personas que pueden colaborar con la cocina.
El sacerdote confió que hay quienes le han sugerido dejar el comedor, que muchas veces se vincula al asistencialismo. Sin embargo, resaltó: "La gente tiene hambre. No sé si es asistencialismo o no, pero no puedo decirle a quien golpea la puerta que no hay para comer. Generalmente son familias las que vienen e intentamos hacer el puente entre aquellos que pueden dar y ser solidarios, que son muchos, y por otro lado los que no tienen, que también son muchos".
Barreto señaló que necesitan más gente para el voluntariado y comestibles, preferentemente carne y también cualquier comestible no perecedero. "Soy enemigo del guisado, creo que todos debemos tener la posibilidad de comer un plato digno, por eso hacemos salpicones, pastel de carne, milanesas con ensalada de papa o puré", expresó. Asimismo, contó que la suba de los precios los afecta, y si bien reciben una subvención de Comedores de la Provincia, es menor a la que le dan a las escuelas. "Son prioridad los niños, pero el tema es que en nuestro comedor, si bien funciona al mediodía, pensamos en una vianda que alcance también para la tarde y muchas veces se alimenta a los chicos a los que en ese horario no se les da de comer en el comedor escolar", subrayó. Quien pueda colaborar, puede llamar al (0343) 4270538 o al 154721967 también escribir a Facebook: Parroquia Cristo Peregrino Paraná.
También en la vecinal San Martín crearon hace dos años un espacio donde se brinda una vianda, pero actualmente les alcanza para hacerlo dos veces a la semana, los lunes y los viernes. Para este fin una de las cocineras presta su casa, y aunque consiguieron un quemador que les donaron no tienen recursos para comprar gas y cocinan al calor del fuego con leña que ellos mismos recolectan. Es un modo de que mucha gente que vive del cirujeo pueda ingerir algo calentito.
Roberto Gómez, referente de la vecinal San Martín, contó a UNO que van muchas familias y elaboran entre 280 y 300 viandas. "Hay muchos chicos, y es más por los gurises que se cocina en el comedor. Empezamos a las 14.30 y entregamos la comida entre las 17 y las 17.30. Al mediodía los chicos van a la escuela y tienen el comedor escolar. Y nosotros, cuando tenemos, les hacemos también una leche con arroz para que tengan postre", comentó, a la vez que refirió que hasta hace unos cuatro meses recibían ayuda del municipio o de la Provincia, pero no saben por qué se interrumpió, por lo que deben vender pastelitos o tortas fritas para comprar lo que hace falta, o recurrir a la solidaridad. Hace poco les donaron 130 kilos de carne de cerdo y con eso ampliaron las porciones, pero ahora no tienen mucho que ofrecer. Quien quiera ayudar, se puede contactar llamando al (0343) 156113277.
En tanto, la ONG Suma de Voluntades se ocupa del almuerzo de los sábados de unos 1.000 chicos, entre el barrio San Martín, Antártida Argentina y Mosconi, que prepara con las donaciones de vecinos solidarios dispuestos a dar una mano. Anabella Albornoz, una de sus referentes, comentó: "En días de semana comen en la escuela o la iglesia. Sí le damos todos los días la leche, después de brindarles acompañamiento escolar y después de la clínica deportiva que llevan adelante". Para ayudar, se puede escribir a la Fanpage Suma de Voluntades.
Por su parte, el centro comunitario Solidaridad sostiene el comedor Luis Pacha Rodríguez, en Pronunciamiento 631 del barrio Belgrano, que funciona hace 36 años brindado un almuerzo de lunes a viernes a los más carenciados. También el comedor Los Gurises, en barrio Presidente Perón, donde se da una cena. Pero ante la gran demanda en otras zonas de la ciudad abrieron dos merenderos, uno en la zona de la Base Aérea y otro en Colonia Avellaneda, donde además de darle una merienda tres veces a la semana a los chicos les dan una vianda tres veces por semana.
Por comedor, trabajan ad honorem siete personas. Liliana Barrios, una de sus colaboradoras históricas, comentó a UNO: "Ahora la situación está complicada y se hace difícil, porque todos los días aumentan las cosas. Con el convenio que tenemos con la Nación no llegamos al año sino últimamente a los seis meses. Tenemos la tarjeta Sidecreer con un fondo de 10.200 pesos y el tubo de gas sale 1.900 cada uno, y el pan que compramos por mes nos cuesta 8.000 pesos y no nos alcanza".
Con colaboraciones de la Universidad Autónoma de Entre Ríos (Uader) y particulares que les donan mercadería tratan de salir adelante, aún cuando cada vez hay más necesidades: "Empezamos con 50 personas, estábamos con 150 hasta el año pasado y ahora viene el doble de gente, del barrio Belgrano, de Presidente Perón, La Delfina, Las Piedras, del Gaucho Rivero, de todos lados y de todas las edades. Llega gente que se quedó sin trabajo y nos pide aunque sea algo para que puedan comer sus hijos", sostuvo, y afirmó que cuando no les alcanza porque los desembolsos se demoran, les dan aunque sea a los chicos un refuerzo en la merienda con un sándwich de jamón y queso.
Por último, destacó que el centro comunitario trabaja en conjunto con el centro de salud Belgrano, que está al lado, y explicó: "Trabajamos mucho con ellos, con el control de peso de los chicos, de las vacunas, igual que de los abuelos que vienen. Y tenemos el apoyo del Copnaf".
Otro espacio que presta ayuda los fines de semana es el comedor Los Abuelos, inaugurado hace un año en Anacleto Medina Sur. Con ayuda del Estado y un grupo de voluntarios, preparan unas 420 porciones para quienes lo necesiten. Algunos comen en el lugar y otros se la llevan, o en el caso de los ancianos que no pueden movilizarse se la mandan a la casa. Lucio Peca Benítez, uno de sus impulsores, señaló: "La zona está cubierta de lunes a viernes con la escuela y con el del comedor Ilusión, que funciona en las inmediaciones. Entonces nos abocamos junto a un grupo de colaboradores a dar la comida sábados y domingos. También tenemos un ropero comunitario para darle ropa y calzado a chicos y grandes".
En Puerto Sánchez también se siente la falta de trabajo y consecuentemente las carencias. Mariaana Ríos, presidenta de la Vecinal, recordó que realizan una olla comunitaria tres veces por semana para que la gente se lleve una vianda para compartir en familia, y otros tres días le dan a los chicos leche con tortas fritas, galletitas o lo que se pueda. Alguna vez recibieron alguna donación mínima del Estado, pero por lo general se sustentan con donaciones que reciben o con lo que recaudan con la venta de empanadas de pescado los fines de semana o cuando les hacen un encargo. "Con eso compramos gas, verdura y carne. Son 32 familias que van a buscar la comida, y el número se ha acrecentado la cantidad las últimas semanas", aseguró Ríos.
Lo que más les acercan es arroz, fideos, polenta, a veces pollo o carne, aceite y salsa de tomate. "No tenemos una partida ni una tarjeta social para las compras y el Estado nos ha ayudado esporádicamente. Nos solventamos con la colaboración de mucha gente amiga o de instituciones y algunos grupos religiosos, como Madre Maravilla, Cáritas y Amigos de San Cayetano", expresó. Para ayudar, se puede escribir al Facebook: Se despierta Puerto Sánchez.
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